El nacimiento de Mujer Poesía ocurrió en octubre de 2015 en un viejo cuaderno de hojas, que aún me acompaña a todas partes, y su creación ha durado hasta comienzos de 2022. Estos seis años y cuatro meses han sido los más profundos de mi vida, pues tenía la misión personal de traer a la realidad, a través de mi pasión por la escritura y la poesía, palabras de un mundo inconsciente, invisible, muy energético, que me necesitaban con las mayores «antenas» de intuición, sentimiento y empatía posibles. Al principio me concentraba en dejar que mis letras interpretaran el sentimiento que me llegaba sobre algún aspecto de lo sagrado femenino (cuya inspiración llegaba cuando menos podía pensarlo), pero después pensé en cómo me emocionaba yo de pequeña (y no tan pequeña) cuando abría mis cuentos llenos de dibujos y comprobé que al margen de los cuentos infantiles, no muchos cuentos adultos se ilustran. ¿Hemos perdido la magia?, ¿hemos perdido esa emoción que nos invadía cuando queríamos conocer cuál era el dibujo que aparecería en la siguiente página?
Al principio Mujer Poesía no estaba ilustrado. En realidad terminé de crear las las poesías en 2020, pero no sentí que fuese el momento de publicarlo aún. Faltaba algo. Quería algo más para ti. Esa sensación que yo tenía con los cuentos que aún conservaba.
Primero me puse manos a la obra para rescatar del viejo cuaderno de hojas blancas, dibujos que había hecho para algunas poesías. Son el caso de «La moza sin vientre», «Mi rey guerrero», «Divino amor», «Los restos de Dios», «Atenta a la ansiedad» y muchos otros. Tienen esa magia de su año y su momento. No podían faltar. Para el resto, al principio seguí haciendo los dibujos a mano, pero luego para muchos decidí crecer. Siempre he pintado cuadros en acrílico o al óleo, y ver cómo una tablet me permitía dibujar con todos esos materiales (lápices, entintados, carboncillos…), me ilusionó irremediablemente. Aquí tienes el resultado. Vas a ver que he crecido mucho a nivel artístico también gracias a haberme concedido el año pasado para ilustrar lo que hoy vengo a entregarte.
Verás entonces dibujos más humildes, otros llenos de intensidad… En conjunto: una reunión del proceso.
La portada tampoco está hecha al azar. Tú sabes que yo no dejo nada al azar, solo que aún no has leído el poemario 😉
Sin duda, para mí esta siempre será mi creación más especial, pues aunque vendrán otros proyectos muy interesantes, Mujer Poesía también fue un refugio para mí misma aun cuando solo pensaba que lo fuese para ti. Nunca pensé que fuese un hogar para mí algo que nacía de mi deseo de crear uno para otros, pero lo fue. Quizás es la magia de lo sagrado femenino, que en su enorme corazón lleno de amor y valores, extiende su mano para todos sin dejarse a nadie por el camino.
Ahora existe para acompañarte a ti en esa historia preciosa que estás dibujando con tu rastro en las estrellas. Preciosa sí, aunque estés llorando, aunque estés sonriendo. Preciosa porque existes y yo lo celebro no sabes hasta qué punto.
Si te preguntas si esta dirigido a una edad en concreto, te diría que eso es imposible de determinar. Los libros te llaman, se abren por páginas que necesitas leer, por versos que dan respuesta a tus preguntas… y la edad no determina el poder de aquello a lo que está llamando tu propia sabiduría. Los libros están por casa, alguien coge uno, lee un fragmento y lo deja. Después otra persona se lee ese mismo en una sola tarde… ¿Os han pasado esos momentos mágicos en los que alguien de la familia acude corriendo a nosotros diciendo: ¡Ven!, ¡Mira lo que dice aquí!; porque le ha recordado a nosotros, o a ese amigo que se perdió en el amor, a esa niña rebelde, a esa madre trabajadora…? Os confieso que me entusiasma el que perdure en la historia ese momento en concreto en el que un libro te lleva corriendo a decirle algo a alguien.
Por último, quiero darte las gracias por permitir que las palabras que compartiré contigo formen parte de tus nuevas voces internas, por el hecho de que puedan ocupar un lugar en tu valiosa psique.
Nuestra mente humana está formada por muchos tipos de voces de personas que nos han influido directa o indirectamente, por culturas, creencias, imaginaciones, ideas, experiencias etc. Como psicóloga y mujer avocada a la reflexión, tengo en cuenta que en nuestra mente hay muchas palabras que nos acompañan diariamente a nivel psicológico. Hay, sin remedio temprano, creencias que otros situaron, conversaciones de amor (y no tan amorosas) hacia el mundo o hacia nosotros mismos que nos condicionan y marcan. Las palabras importan, pues nos llevan directamente a recuerdos o sentimientos con los que tenemos que convivir las veinticuatro horas. Tengo presente que día a día somos más conscientes de esto, de intentar construir una mayor inteligencia emocional para dar nombre a nuestros estados afectivos, mentales, corporales y espirituales para conocernos mejor, aceptarnos mejor, vivir mejor en nosotros mismos con esta conciencia desde la cual podamos cada vez más y con más poder modificar patrones, mejorar poco a poco comportamientos o pensamientos que no queremos ni ver en pintura. Porque no somos nosotros. No nos representan. No nos hacen bien. Hoy en día sabemos que es urgente el normalizar las conversaciones sobre lo que sentimos y sobre salud mental desde una aceptación incondicional que por desgracia ha estado durante demasiadas generaciones enfermándonos desde esa soledad en forma de vergüenzas o culpas muy variadas que nos llegan desde nuestros antepasados, pues antes existían otras luchas. Ellos se ocupaban de otras luchas y ahora nos toca a nosotros una depuración de las voces internas que ya no nos sirven para crecer. Esta lucha existe y estoy muy comprometida con ella. Mi poemario quiere rodear con sus mullidos brazos este asunto con el mayor afecto del que dispongo. Por ello, gracias, pues en un momento tan virtual de este mundo se necesita ser muy selectivo con lo que dejamos paso a nuestro interior. Sobre a qué cosas dejamos nutrirnos o enfermarnos.
Que allá donde vayas este libro te acune y te provea de un rinconcito de paz más desde el cual poder descansar. Ganando sabiduría, recuperándote a tí mismo/a con dignidad y respeto.