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Eloise Wildheart

Yo actual frente al yo ideal

¿Quién eres tú? Desde que nacemos estamos expuestos a un ambiente que no deja de encajarnos. Por un lado, la familia natal al ver que tu sexo es femenino o masculino, ya te trata sin querer de una manera concreta. Si eres mujer, se te empieza a comparar con todo el microcosmos femenino de tu familia: «No seas perezosa como tu tía Paca», «Has sacado el temperamento de la bisabuela», «Eres ambiciosa como la prima María»… Si eres un niño ya puedes imaginarte: «Este es fuerte como el abuelo Antón», «Va a ser un rompecorazones como el tío Manuel», «No seas cabezota como tu padre»… Y tú, que eres un infante, pensando… «bueno, yo soy como yo, ¿qué necesidad hay de compararme con todo el mundo buscando modelarme?». Luego, este entorno te contará en qué debes creer, cuál deberá ser tu fe, cómo tienes que pensar, qué es el bien y el mal, qué es bonito que hagas y qué no es tolerable. Luego entras en la sociedad. Para qué. Aquí tienes que meter todo lo anterior, que se supone que ya debes tenerlo bien aprendido, y «hacerlo realidad» con la manera en la que te expresas al mundo. Van pasando los años y hay muchas cosas que no te encajan, que no te cuadran, como si hubiese partes de ti que hubiesen caído en un abismo y no sabes dónde quedó ni (peor) qué eran esas partes. Empiezas en la vida adulta a cuestionarte, entre los pocos tiempos que esta sociedad con sus demandas constantes te permite, por qué no eres tan feliz. Por qué no vibra del todo contigo la pareja que has elegido. Por qué sientes un vacío tan grande dentro de ti, y es que nadie te ha permitido pausar el tiempo para que puedas saber quién eres de verdad y qué necesitas. Quién es esa persona que lleva tu nombre… Si hay algo más aparte de ese nombre.
El yo actual es una construcción de muchas capas que te tienen en el exilio de ti mismo/a. Es un Tetris que ha ido cumpliendo con sus posiciones muchísimos años, pero que anhela el caos y el desorden a ratos profundamente. ¿Quién serías tú, si cogieses todos los aspectos que eres, y los pusieras a tu alrededor frente a un espejo como si no formaran parte de ti?, ¿como si por un momento te vaciases de ti mismo/a para poder coger solo lo que tú necesitas para ser feliz?
El yo ideal es alguien a quien se ama profundamente, al mismo tiempo que es muy odiado, no por ti, si no por todas esas capas que otros pusieron en ti. El yo ideal, es tu yo permitido en el mundo. Sin pedir perdón por ello. «¿Pero entonces Eloise, con lo fácil que parece mandarlo todo a la porra y ser uno/a mismo/a, por qué es tan difícil conocer y ser el yo ideal?»… Oh, tesoro… Resulta, de que luchar contra todas esas capas, lograría que acabases luchando mínimo con una persona de tu mundo real que la representa al 100%, y ser un guerrero/a no es fácil. Entender que en el camino a ser tú puedes quedarte muy solo/a no es algo negociable para algunos… Sí, aunque esa negociación sea ser tú. Muchas de las características que tú eres están vivas en la gente de tu alrededor, aunque no vibren con tu yo ideal, entonces, en orden de eliminar las características que ya no se encuentran de manera alineada contigo, esas relaciones tampoco te iban a servir de ahí en adelante para mucho más. De hecho, ellos son como los guardianes de una cárcel, que mantiene entre rejas el que no te salgas de lo estipulado… con su simple existir a tu alrededor… Un poco creepy ¿no?… ¿Podrías vivir sin estos reflejos de lo que tú no eres, en pos de encontrar gente como tu yo ideal?

Desgraciadamente son muchas las personas que deciden el sacrificio de su yo ideal en pos de no encontrarse de frente con una soledad que no conocen, aunque si me permitís decirlo, realmente ya se sienten de por sí bastante solos alrededor de tanta toxicidad para sus yo reales… A lo que voy, el yo ideal vive enfrentado en una especie de paradoja con el yo actual. Son los dos extremos de una cuerda. ¿Cómo? Voy a ponerte un ejemplo un poco sencillo. Imagínate una persona que en su día a día actúa de manera principalmente fría o distante emocional, que hace lo que tiene que hacer y se vuelve a su casa, que está ahí para «cuando los que importan le/la necesitan», que es muy exigente consigo y con otros, controla su realidad, controla el orden y las tareas eficazmente, es hostil como método de defensa personal de cara hacia afuera, se pone a la defensiva sin querer, no duerme pensando en las tareas del día siguiente, tiene una rutina estable que si se sale de lo planeado le frustra. Una persona que odia que algo le salga mal, que se castiga o no según el feedback que le da su entorno, es decir, que se siente bien o mal consigo mismo/a, tomando como indicador lo que el alrededor siente sobre él/ella, y si es malo, lo modifica para nuevamente recibir ese apoyo y «amor». Aunque lo odie y resulte en una agresividad pasiva con este entorno. Bien. Esta persona tiene un yo actual bastante encajado en una vida concreta. Su alrededor entero representa un apoyo firme a esta vida. ¿Cuál es su yo ideal? Digamos que siempre ha querido imaginar cosas nuevas, nuevas oportunidades, nuevas formas de ver el mundo, de aprender de otros que no son de su entorno. Siempre ha querido ser sensible, vulnerable, disfrutar de algún arte creativo, enfocarse en el proceso más que en los resultados, vibrar en el amor y no en el miedo al rechazo de alguien que le importa, expresar sonrisas genuinas sobre cosas que se acaba de imaginar, tener tiempo para bailar o escribir algo apasionante. Esta persona quiere amar cada aspecto de la vida sin temer la soledad porque signifique que se ha conquistado dentro de ella, quiere ser libre de expectativas y aprender un idioma nuevo, quiere dejar que el mundo se le acerque, ser tocado/a por muy diversas experiencias, quiere entender más de música, de arte, de culturas. Necesita fluir con la vida de manera que mañana trabaja aquí, y pasado ya aprendió de ese trabajo y quiere sacar las sabidurías de aquel otro. Quiere expresarse con sus sentimientos libremente, porque quiere volver a llorar y volver a reír, quiere clamar justicia y quiere a su vez paz interior. ¿No os parecen dos personas muy distintas? Pues con eso me refería a la paradoja. El camino que te lleva a ser tu yo ideal te va a lanzar un tronco en medio del camino bastante gordo. El tronco de «si eres así, el mundo te va a comer», ¿cierto?…

Esta persona piensa: «Si me convierto en mi yo ideal, la gente va a burlarse de mí, voy a levantar muchas críticas y humillaciones, voy a ser objeto de traiciones porque ser así es que «te tomen por tonto/a», y la única manera de que eso no pase, es amurallarme dentro del yo actual que la sociedad me ha dado amablemente para que nada de esto me pase». Así empieza el dilema. Así ES el dilema. Si eres ahora de una manera es porque así «proteges» a tu yo ideal, pero cada día te cuesta más respirar sin ser tú de verdad. Nos decimos a nosotros mismos que este es un mundo de máscaras, falso, y que «no se puede ser así», pero esto… Todo esto, es una disonancia cognitiva. Algo que nos creemos para protegernos, pero no es real. De verdad. Es miedo. De hecho, cuando decimos que «todo el mundo» nos va a machacar, realmente ese «todo el mundo» son solo unos cuantos. ¿Te merece la pena? Sabes que no. ¿Qué puedes hacer para alcanzar tu yo ideal? Identificar a las personas de tu alrededor viendo qué cosas eres de como son ellas es un buen paso. Después hacer una lista de cómo quieres tú ser. El/la de verdad. Una vez que haces esa lista, vas a sentir muchas cosas. Rabia de ver cómo no has podido cuidarte antes de tantas influencias externas, amor y esperanzas por ese yo aún oculto, tristeza por tu yo más joven, alegría de pensar darle lo que siempre necesitó ser… Déjame decirte que todo eso es normal. Perdonarse a uno mismo no es fácil, pero entiende que nacemos con una generación detrás que tampoco ha sido 100% permitida, y puede que tú seas el primero/a en dar el paso a esa libertad. Perdónate por no haber conocido esto «antes», por haber entregado así tu poder a otros, por los comportamientos pasados, por los patrones de supervivencia que te mantenían a flote de esos traumas… Perdónate por ser quien necesitabas ser en aquel momento. No pasa nada. Perdonar al mundo no es sencillo por estos condicionantes, lo sé, pero el perdón viene cuando al fin dejamos que ya nadie más condicione quien vinimos a ser en crudo. Nunca, nunca va a haber un perdón real para nadie si sigues en deuda contigo mismo/a. Mucha gente se queda al lado de las personas que le dañaron porque «es que son así», pues no, nunca vas a perdonarles si al final de tu vida no miras atrás y ves que, aceptándote ellos o no, no lograste ser tu yo permitido. Con límites, con distancias, con lo que necesites. Mucha gente me dice que les da miedo este cambio, que prefieren guardarse la rabia por «amor», pero yo les digo que más rabia da cuando pasan los años, y ves que no hiciste nada por salvarte a ti por una lealtad a ser algo que no eras, y todo para que nadie de tu entorno te «dañara». Ser tu yo actual para que «nadie te haga daño» es la locura, porque si bien no puedes controlar cómo son los demás, siempre puedes controlar cómo reacciones tú con sus palabras. El poder lo otorgas tú, y si ya no está ese alrededor que representa tu yo actual, tampoco hay mucha amenaza más que vayas a tener que seguir soportando. ¿No crees que es un precio demasiado alto, guardarle lealtad a formas de ser que no ayudan a las siguientes generaciones a ser justo como tu yo ideal? Por supuesto no va a ser un camino fácil, pero como digo siempre, más vale morir de pie que vivir de rodillas. Más vale una libertad peligrosa, que una servidumbre tranquila. Hay personas que algún día verán tu logro, en serio, pero quiero que sepas, que hay personas que jamás se van a arrepentir de como han sido contigo, ¿para qué ibas tú a preocuparte de estar cerca de ellos?

Tu yo ideal te espera. Es posible que ya sea el momento. Me entusiasma… porque lo siento, y sé que tú también.

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De la mano del mindfulness, una terapia innovadora enfocada en la aceptación del momento presente, con el compromiso de abrazarlo tal y como es, he creado mi primer cuadernillo terapéutico para ayudarte a volver a tu centro.